Hemisferios Cerebrales
A día de hoy, el cerebro sigue
siendo una de las partes de nuestro cuerpo de la que menos sabemos. A pesar de
todos los avances y de lo mucho que se conoce, este órgano sigue siendo un gran
desconocido.
Lo que sí se sabe es que el
cerebro tiene dos hemisferios y es lo que vamos a tratar en este post. Nuestro
cerebro se divide en hemisferio izquierdo y hemisferio derecho.
Cada hemisferio tiene unas
funciones y percibe la información de una manera diferente. Es importante recalcar
que no hay un hemisferio mejor o peor. Lo que es necesario es que pueda haber
una buena comunicación entre ambos. Un dato curioso sobre nuestro cerebro es
que tenemos lo que se llama “lateralidad cruzada”. Esto significa que nuestro
hemisferio izquierdo controla el lado derecho de nuestro cuerpo y el
hemisferio derecho,
el lado izquierdo.
Todo lo que percibimos con el
lado izquierdo de nuestro cuerpo, activa el hemisferio derecho y lo que percibimos con
el lado derecho, activa el izquierdo.
¿Cuáles son las principales
diferencias entre los hemisferios? Allá vamos:
El hemisferio izquierdo es el más racional. Se guía por la lógica,
analiza la información que percibe paso a paso, obteniendo nueva información
utilizando datos ya disponibles.
Es el hemisferio más práctico, orientado a soluciones y
es temporal. Es capaz de distinguir entre pasado, presente y futuro.
Es el encargado del lenguaje. Piensa en palabras y
números por lo que la capacidad para hablar, escribir y las matemáticas son
parte de sus funciones.
Una de las grandes ventajas de este hemisferio a nivel
psicológico es que guarda las creencias positivas y es poco sensible a los
recuerdos negativos. Suele tener más recursos que el hemisferio derecho y se
encarga de comprender lo que percibimos.
¿Y el hemisferio derecho? Este hemisferio es el más creativo y emocional. Es
intuitivo, piensa en imágenes y símbolos y tiene capacidad imaginativa, fantástica
y espacial. Gracias a este hemisferio entendemos las metáforas, la ironía, el
sarcasmo, los chistes…Somos capaces de soñar y creamos nuevas combinaciones de
ideas. La capacidad para reconocer melodías está también aquí.
En lugar de ir paso a paso, este lado ve las cosas en su
globalidad y en lugar de ser práctico, está más orientado a las relaciones.
No es racional a diferencia del otro. No necesita basarse
en la razón, simplemente siente. Es abstracto y atemporal. No distingue entre
pasado, presente y futuro. Es por eso que a veces algo que sucedió hace mucho
tiempo podemos sentirlo como si hubiera pasado ayer. Se queda con las emociones
y sensaciones, no con el tiempo.
A nivel psicológico, el problema es que se queda con las
creencias y los sentimientos negativos. Es quien almacena los traumas y es muy
sensible a recuerdos negativos.
Hay personas que tienen un hemisferio más desarrollado
que otro. Esto se debe a diferencias individuales y al tipo de educación y de
estimulación que hayan tenido en la infancia. Como hemos dicho, no hay uno
mejor o peor que el otro, lo ideal es que estén equilibrados y pueda haber
buena comunicación entre ellos. Permitiendo así que las situaciones de la vida
puedan ser percibidas desde la emoción, pero con una parte de objetividad y
racionalidad.
¿Cómo se aplica este en terapia? Muchas veces en terapia
nos encontramos con gente que ha vivido una situación traumática (entendemos
por traumático todo aquello que se haya vivido con vehemencia). El trauma se
queda “encerrado” en el hemisferio derecho y eso suele generar creencias
negativas sobre uno mismo acompañado de emociones desagradables como el miedo,
la rabia o la tristeza.
Para ayudar a las personas a liberar el trauma,
trabajamos con la activación de los hemisferios. Esto permite desensibilizar y
reprocesar las situaciones traumáticas ayudando así al cerebro a integrarlo de
una manera más saludable.
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