Lo que esconde la ansiedad: aprende a entenderla

 En la sociedad en la que vivimos, es frecuente escuchar frases como: tengo ansiedad, me va a dar un ataque, no puedo con tanto estrés…
Hemos aprendido a que es normal vivir con un ritmo acelerado y cuantas más tareas tengamos, mejor. Existe un concepto que se llama el monkey brainque hace referencia a la necesidad que parece que tenemos hoy en día de ir de tarea en tarea. Como hacen los monos de ir de rama en rama, nosotros vamos saltando de una cosa a otra sin prestar atención realmente a lo que hacemos. 

Para poder evitar eso, vienen muy bien técnicas de mindfulness, pero de lo que vamos a hablar hoy es del miedo que suele haber detrás de la ansiedad. Cuando hablamos de ansiedad solemos hacerlo como si se tratara de una emoción básica, pero como vimos en una entrada anterior, las emociones básicas no incluyen la ansiedad. Entonces, ¿qué es la ansiedad? La ansiedad es un conjunto de síntomas que aparecen ante una situación que consideramos peligrosa. Esos síntomas, van a activar a nuestro cuerpo para que éste pueda lucha o huir del peligro. Esa consideración es totalmente subjetiva. Tanto el estrés como la ansiedad son necesarios para la supervivencia. 

El estrés consiste en una activación fisiológica que se da cuando se tiene una demanda externa que supera los recursos que tenemos para hacerle frente. Cuanto más segura sea una persona, vivirá menos situaciones de estrés ya que será más difícil que sienta que no tiene recursos para hacer frente a las demandas externas. Por ejemplo, si una persona tiene que entregar dos trabajos el mismo día y le han avisado con poco margen, se estresará si considera que no tiene recursos suficientes para conseguirlo. Pero si por el contrario, sabe que es capaz de lograrlo, el nivel de estrés será mucho menor. Cuando la demanda externa desaparece, el estrés también lo hace. 




A diferencia del estrés, la ansiedad no siempre desaparece tan fácilmente ya que muchas veces lo que nos agobia no es real, si no que está en nuestra mente. Como hemos dicho, la ansiedad es un conjunto de síntomas que aparecen cuando creemos estar ante una situación peligrosa.  El problema aquí es que nuestra mente NO distingue entre realidad y ficción. Para la mente, TODO es real. ¿Te ha pasado alguna vez que te has asustado con una película de miedo? Esto es algo que le pasa a mucha gente y si lo piensas de manera objetiva, no tiene mucho sentido ya que no es algo que nos esté pasando a nosotros, no es real (en la mayoría de los casos) y aunque lo fuera, está pasando en una pantalla. Pero debido a la incapacidad de la mente de distinguir la realidad de la ficción, lo toma como un peligro real y activa al cuerpo como si de un peligro real se tratase. 

El cuerpo en la mayoría de los casos es sabio y funciona para intentar mantenernos con vida. Todo lo que hace nuestra mente y nuestro cuerpo es buscando nuestro propio beneficio. Eso no significa que siempre lo haga bien o que use los mecanismos adecuados, pero hay que partir de la base de que nuestra mente y cuerpo quieren lo mejor para nosotros. 

Cuando el cuerpo siente que está ante un peligro, va a activar la alarma y se va a preparar para luchar o para huir. Esto es lo que en inglés se conoce como la respuesta de fight or flight. Si ninguna de esas dos respuestas se puede dar, el cuerpo se bloquea, dando lugar a la tercera posibilidad: freeze 




Si el cuerpo tiene que luchar o salir corriendo, más vale que esté tenso para poder ejecutar estas acciones de una manera mucho más eficaz. Para conseguir eso, el cuerpo lleva la energía a los sistemas que la necesitan y la quita de donde no es necesaria. Por ejemplo, activa el sistema circulatorio. El corazón empieza a bombear mucho más rápido porque tiene que bombear más sangre para tensar bien los músculos. El sistema respiratorio también se activa. Respiramos más rápido porque las células necesitan más oxígeno para llevar más rápido la información. 

A cambio, el sistema digestivo por ejemplo “se apaga”. No es adaptativo si tengo que huir o luchar, que me entre hambre. Es por eso por lo que cuando estamos asustados o nerviosos, generalmente se nos cierra el estómago. Otro sistema que se apaga es el sistema inmunológico. Si la amenaza es externa, no sirve de nada que nuestro cuerpo gaste energía en una defensa interna. Esto explica porqué después de una época estresante de exámenes, por ejemplo, al terminar, nos solemos poner malos. Nuestro cuerpo ha estado un tiempo expuesto sin tener su sistema de defensa interno activado, lo que lo nos hace más vulnerables. Toda la parte sexual también se apaga porque no es adaptativo tampoco estar excitado si tengo que enfrentarme a un peligro. De ahí que cuando una persona está sometida a mucho estrés, le baja la libido.

Cuando el peligro es real, en el momento en el que nos enfrentamos o huimos de él, los síntomas físicos desaparecen en un corto periodo de plazo. Nuestro corazón se calma, la respiración vuelve a coger un ritmo más relajado, los músculos se destensan, etc. Pero ¿qué pasa cuando el peligro está en nuestra cabeza? ¿Qué pasa cuando mi miedo es irracional? Como por ejemplo el miedo al rechazo, o el miedo a que se caiga un avión, o miedo a fracasar. Al estar en nuestra mente, el miedo no acaba de desaparecer (salvo que se trabaje directamente esta emoción) y eso hace que nuestro cuerpo no sepa cuándo desactivar el sistema de alerta. Esto provoca que el miedo aumente. Si yo tengo miedo al rechazo por ejemplo y mi cuerpo activa el sistema de alerta, se van a producir los cambios físicos mencionados y eso va a hacerme creer que realmente estoy ante un peligro. Si encima no entiendo qué le está pasando a mi cuerpo, me voy a asustar más aún, aumentando así los síntomas físicos. 

El problema con esto es que la exposición duradera a estos cambios físicos produce consecuencias como la sobre-oxigenación. Este fenómeno se genera por el exceso de oxígeno que nuestro cuerpo está recibiendo y que no está usando. Si el ritmo de la respiración aumenta, va a entrar más oxígeno. Si este no se usa, acaba produciéndose un exceso que produce la sensación de bloqueo en el cerebro. Esa sensación de no poder pensar con claridad. 




A esto se le suman los cambios hormonales. En este estado se liberan cortisol y adrenalina. El cortisol es la hormona asociada al estrés y que en grandes dosis es dañina para el organismo. La adrenalina que no se usa, va también al cerebro, aumentando la sensación de bloqueo. 

Todos estos cambios, normales y adaptativos ante un peligro real, son los que se producen también ante un peligro “imaginario” y que conocemos como ANSIEDAD. Si estos cambios aumentan aún más y desbordan a la persona, siendo ésta incapaz de relajarse, se puede dar lo que conocemos como un ataque de ansiedad. Una de las grandes consecuencias de esto, es el miedo que se genera a volver a sufrir un ataque. Dando lugar a lo que llamamos miedo al miedo. Tengo miedo a volver a tener miedo y a volver a pasar ese malestar. Queramos o no, el miedo es una emoción básica y no podemos vivir sin ella, pero eso no significa que tenga que producir estos síntomas siempre. Las emociones hay que saber gestionarlas o manejarlas, pero no podemos pretender controlarlas. 

Si quieres más información sobre este tema o cómo tratarlo, no dudes en contactar conmigo J











Comentarios

Entradas populares de este blog

Hemisferios Cerebrales

TOC vs TOCP

Odio, rencor...¿de qué sirven?