El abono del error

Cuando le preguntaron a Gandhi qué era lo más fácil de la vida, respondió: "Equivocarse". Equivocarse, cometer errores...forma parte de la vida. Es algo que todo ser humano ha hecho alguna vez y en repetidas ocasiones y no solo es algo que haya hecho, sino que volverá a hacer. Equivocarse o cometer un error no es algo agradable, en eso seguramente todos estemos de acuerdo, pero tampoco tiene porqué ser algo malo. Lo importante del error es lo que hacemos luego con él. Los errores son una MIERDA, pero podemos coger esa mierda y convertirla en abono.



El abono sirve para cultivar y un error puede servir también para ello. Cuando cometemos un error, lo que estamos haciendo es cultivar un aprendizaje. Aunque suene a cliché: de todo en esta vida se aprende. Cuando te equivoques, no seas duro contigo mismo, no te castigues. Quédate con la idea de que de ahí puede salir algo bueno. En lugar de llamarlo "error" deberíamos llamarlo "aprendizaje". Como muchas otras palabras, "error" tiene una connotación negativa y cada vez que alguien dice "he cometido un error" nuestro cerebro lo interpreta como algo negativo. Cuando hacemos una interpretación negativa de una situación, la emoción que se desata en nosotros es negativa por lo que las palabras que utilices y el tono con el que te hables a ti mismo, pueden ser determinantes para tu estado de ánimo. Si a pesar de haberte equivocado, eres capaz de ver la parte buena, tu sensación final será mucho más positiva que si te castigas una y otra vez por no haber acertado.

Esto no trata de ver los errores como si fueran lo mejor del mundo, sino que intentemos ir más allá y no nos quedemos solo con la parte negativa. La próxima vez que cometas un error, intenta decir: "he cometido un aprendizaje" o "he cometido un error pero he aprendido". Lo que hacemos después de haber cometido un error es lo que de verdad nos define como personas, no el hecho en si de habernos equivocado. Equivocarse es de humanos y seguramente cometamos el mismo error más de una vez. Yo, personalmente, tengo que estrellarme contra la pared unas cinco veces hasta que me doy cuenta de que está ahí delante. Es normal que tropecemos varias veces con la misma piedra, en el fondo lo que estamos haciendo es dar segundas oportunidades. El problema está en si te enganchas con algo o alguien y no paras de sufrir por no saber aprender de tus errores. Pero mientras seas capaz de convertir esa mierda en abono, no tengas miedo a cometer errores. Una de las formas de descubrir cuál es nuestro camino, es cogiendo el camino equivocado y dándonos cuenta de que ese no es el camino que queremos seguir. Ser capaces de desandar el camino y coger una ruta distinta muestra que tenemos capacidad para rectificar. Y recuerda que es mejor arrepentirse de algo que has hecho que arrepentirse por haber dejado de hacer algo.


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