Asertividad: Saber expresar lo que quieres

La palabra asertividad es un término que últimamente se utiliza mucho, pero ¿qué es exactamente? La asertividad es "la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás". Saber decir lo que quieres a veces es complicado, y más si no se sabe cómo decirlo. Es importante también saber decir que "no". Negarte a hacer algo que te piden no te convierte en peor persona y no con ellos vas a perder el amor o respeto de tus amigos/familiares/pareja. Todos tenemos momentos en los que no nos apetece hacer algo y es importante que seas capaz de decirlo y expresar cómo te sientes.
La asertividad va muy ligada a la autoestima. Cuanto menor sea la autoestima de una persona, menor capacidad tendrá para ser asertivo. Esto se debe a que para ser asertivo es necesario tener muy claros cuáles son los derechos de cada uno. Las personas con baja autoestima por lo que general no creen que tengan ningún derecho, lo que les lleva a dejarse pisotear por el resto.

Lo bueno de la asertividad es que es algo con lo que no se nace, sino que se va desarrollando poco a poco. Así que si eres una persona poco asertiva, no te preocupes, aún estás a tiempo de conseguir serlo. Dentro de este término podemos encontrar tres perfiles: Agresivo, asertivo y sumiso.
Las personas agresivas defienden en exceso los derechos personales, sin tener en cuenta a la otra persona. Cuando se trata con un agresivo, normalmente la sensación que se tiene es de que no nos están respetando.
Las personas sumisas no se respetan a sí mismas ni defienden sus derechos. Suelen querer complacer al otro, por lo que se olvidan de los que ellos quieren. Sienten que no se respeta lo que ellos quieren y tienen la sensación de que siempre salen perdiendo, pero en este caso es porque ellos mismos se ponen en esa situación.
Hay otro perfil que resulta de la combinación de los otros dos anteriores: Pasivo-agresivo. La principal estrategia que usan es el chantaje emocional. Consiguen que el otro haga lo que quieren a base de hacerles sentirse culpables o en deuda con ellos.

Por lo general las personas no nos quedamos en un único perfil, es más un continuo en el que nos vamos moviendo dependiendo de la situación y de la persona que tengamos en frente. Quizás te pase que con algunas personas seas capaz de ser súper asertivo mientras que con otras te muestras más sumiso o agresivo. El problema aparece cuando estás siempre en uno de los dos extremos.



La asertividad es básica para poder mantener relaciones saludables. Muchas veces tenemos miedo a comunicar al otro cómo nos sentimos por miedo a lo que pueda pensar de nosotros o por miedo a que se enfade ante nuestro comentario. Si las cosas se dicen bien, todo se puede decir. Si continuamente dejas que el otro se salga con la suya, tu autoestima se irá debilitando porque pensarás que no vales lo suficiente como para se tengan en cuenta tus sentimientos o pensamientos. A continuación, voy a explicar brevemente una serie de técnicas con las que se puede ser asertivo, sobre todo ante discusiones o conflictos. Recuerda, cuando se discute con alguien, el objetivo no debería ser ganar la discusión, sino llegar a un acuerdo donde ambas partes ganen.

Técnica del disco rayado: Se trata de repetir el mismo argumento una y otra vez, de forma paciente y tranquila sin entrar en discusiones. Para esto tienes que tener muy clara cuál es tu postura para poder mantenerte firme. El tono de voz debe ser tranquilo, mostrando respeto hacia el otro pero sin dejar que te haga cambiar de idea. Te tienes que mantener firme a base de repetir una y otra vez lo que piensas, hasta que el otro lo entienda.
Banco de niebla: Se le da la razón a la otra persona, pero evitando entrar en mayores discusiones. Se le dice en un tono de voz calmado y convincente transmitiéndole a la otra persona que lleva parte de razón en lo que dice. Ejemplo: Tienes razón, llegamos tarde porque ha sido mi culpa (esta técnica es útil sobre todo cuando no te compensa discutir con la persona. Hay que saber qué batallas merece la pena pelear y cuáles no). No se trata de darle la razón al otro como a un tonto, sino simplemente reconocer que tiene parte de razón en lo que dice pero solamente si realmente la tiene. No es dar la razón para que se calle.
Aplazamiento asertivo: Se pospone la discusión para otro momento donde se controle más la situación. Puedes decirle a la persona que en ese momento no te apetece discutir y que prefieres hablar del tema en otro momento o que te pensarás una respuesta y se la dirás más adelante. Hay gente a la que le encanta discutir y meterse en conversaciones acaloradas, pero si tú no te sientes cómodo así, mantente firme y utiliza lo del disco rayado (repite una y otra vez tu postura hasta que el otro la entienda). No es cuestión de evitar todas las conversaciones que no te gusten, sino que puede haber un momento en el que no te apetezca discutir o pienses que vas a acabar diciendo una barbaridad así que dejas la conversación para otro momento.


Relativizar la importancia de lo que se discute: Se trata de hacer ver que a veces es más importante no entrar en discusión y comprender que ésta no lleva a ningún lado. Por ejemplo, interrumpir una discusión con algún comentario del tipo "Quizás esta discusión no tiene tanta importancia como le estamos dando". A veces es preferible cortar una discusión antes de que se digan cosas de las que luego nos podemos arrepentir. Si crees que el tema inicial ha originado una pelea mayor, esta técnica es muy útil. Muchas veces empezamos hablando de una cosa y acabamos discutiendo por otra muy distinta. Esto pasa cuando al final empezamos a sacar trapos sucios. Es difícil de conseguir pero a veces es necesario intentar ver la situación como un observador y darnos cuenta de que se nos ha ido de las manos.
Técnica de ignorar: No se le sigue la discusión al otro pero a través del lenguaje verbal y no verbal se le trasmite que no es una desconsideración el ignorar el tema de discusión. Se trata de hacer entender a la persona que está un poco acalorado y que quizás no es el mejor momento para discutir. Hay que ser muy cuidadoso con cómo se le manda el mensaje al otro, porque puede producir el efecto contrario y la persona puede alterarse incluso más si le decimos que está muy nervioso.
Técnica de diferenciar un comportamiento de un modo de ser: Se le hace ver al otro que aunque incluso uno pueda haber cometido un error, eso no implica que es una mala persona. Por ejemplo, "Aunque hoy haya llegado tarde, eso no quiere decir que sea impuntual". Que en una ocasión determinada hayas podido hacer algo mal, no significa que seas mala persona o que siempre tengas que ser así. Esto es muy útil cuando el otro generaliza un comportamiento nuestro concreto.
Técnica de la pregunta asertiva: Se parte de la idea de que la crítica del otro es bienintencionada (aunque no lo sea). Se le hace una pregunta para que nos clarifique lo que hemos hecho mal y cómo podemos hacerlo bien. Por ejemplo, "¿Cómo quieres que cambie para que esto no vuelva a ocurrir, qué puedo hacer para mejorar?". Intenta no pensar mal de lo que los otros te digan, muchas veces las críticas nos las hacen desde el cariño (aunque cueste verlo). Si estás de acuerdo con la crítica que te han hecho, pregunta cómo puedes mejorar. Si por el contrario no estás de acuerdo, pregunta por qué opinan eso de ti.

Si quieres saber más sobre la asertividad y cómo mejorarla, puedes consultar los libros de Olga Castanyer: Aplicaciones de la asertividad o La asertividad: expresión de una sana autoestima.

Redactado por Sofía Sagüés de la Maza, psicóloga clínica.

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