Odio, rencor...¿de qué sirven?
¿Toda emoción es adaptativa? Todas las emociones existen por una razón y no hay que negarlas, pero algunas pueden perjudicar más de lo que benefician a quien las siente. Este es el caso del odio. El odio es una emoción muy fuerte que puede hacer mucho daño. El daño más grande en este caso no se lo lleva la persona que es odiada, sino la que odia. Cuando odiamos a alguien, la persona a la que se odia seguramente no sufra ni lo pase mal, lo más probable es que incluso ni se entere de que la odian. Pero, ¿qué le pasa al que odia? El que odia, va generando pensamientos y sentimientos negativos y como toda energía negativa, nos va consumiendo por dentro. El odio requiere de un gasto de energía tremendo y cuando diriges tantos recursos energéticos a algo, te quedas sin energía para el resto de cosas.
El odio es una de las pocas cosas que no tiene una parte buena, no tiene un verdadero beneficio para aquel que lo sufre. El odio es como beberse un veneno pero esperar que le afecte al otro. Cuando sentimos odio hacia otra persona o hacia un objeto/comida/animal etc...esperamos que nuestro objeto de odio sufra, lo pase mal, le pasen cosas malas...lo que sea. Queremos que sea miserable, pero resulta que el único que sale perdiendo eres tú. Por muy mal que te caiga alguien, no tienes ningún control sobre lo que le pase en su vida. Para bien o para mal, no tenemos ese poder. Las personas seguirán viviendo sus vidas como si nada, seguirán siendo igual de felices. Mientras que tú serás un infeliz que abarca solo odio en su interior. El odio ocupa tanto espacio que no deja hueco para la felicidad o el amor.
Conseguir ser feliz es mucho más fácil de lo que parece. Basta con dejar ir todo aquello que resulta tóxico en tu vida, ya sean personas, pensamientos, sentimientos...todo aquello que no sume, no merece la pena que se quede. Antes de odiar a alguien, piensa bien si te merece la pena todo el gasto energético que requiere. Seguro que tienes cosas más importantes en las que centrarte o que pueden aportar mucho más a tu vida. Esto no significa que tenga que gustarnos todo el mundo, pero hay una gran diferencia entre "esta persona no me cae bien, o no me agrada" y "odio a esta persona".
Lo que pasa con las emociones tan "potentes" es que nos acaban controlando. Dicen que tanto el amor como el odio son ciegos y que cuando los sentimos nos dejamos llevar sin pensar bien en lo que hacemos. Dejarse llevar está bien, pero que sean las emociones las que te controlen no suele tener resultados muy positivos. Cuando se trata de amor, parece que está más aceptado porque en principio el motivo por el que haces las cosas es romántico, pero cuando se trata de odio...nada bueno sale de ahí. Tú eres libre de elegir cómo quieres tomarte las cosas. Es cierto que no podemos elegir sentir dolor, pero sí podemos elegir sufrir o no. Aquí pasa lo mismo, te puede caer mal una persona, pero tú puedes controlar que no vaya a más y no acabe en odio. Una vez entras en la etapa del odio, todo lo que esa persona haga te va a molestar. Todo lo que diga te va a parecer una tontería e incluso el simple hecho de escuchar su nombre puede irritarte. Pero una vez más ¿quién es el que lo pasa mal en esa situación? ¿A quién se le amarga el resto del día cuando se entera de que Fulanito va a ir a la cena? La respuesta siempre va a ser "Tú". Al otro se la trae al fresco.
Como todo, es más fácil decirlo que hacerlo. Es muy fácil decir "no voy a odiar a Menganito o voy a dejar de odiar a Fulanito". Pero luego resulta que no es tan sencillo ponerlo en marcha. Que no sea sencillo sin embargo, no significa que sea imposible. Todo es cuestión de actitud. Si de verdad estás dispuesto a dejar ir todo aquello que sea perjudicial para tu vida, serás capaz de alejar esos sentimientos. Algo que puede ayudarte a decidir si deberías dejarlo ir o no es: ¿me ayuda esto a ser feliz? o ¿me acerca esto al objetivo que quiero conseguir en mi vida? Si la respuesta es NO, ya sabes lo que tienes que hacer. Como dice la canción tan popular de la película "Frozen": Let it go. Lo negativo pesa mucho y en esta vida deberíamos viajar con equipaje ligero.
Sofia, dices que "que sean las emociones las que te controlen no suele tener resultados muy positivos.", me gusta saber en tu opinión si no nos movemos por las emociones , ¿qué nos mueve? Me encanta tu articulo, para que darle mas vueltas a las cosas, si algo no me hace feliz, "let it go"...Un saludo , ya espero el próximo.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario Mónica, me alegro de que te gusten los artículos. En mi opinión, creo que las personas emocionales sí se dejan llevar más por las emociones, pero las personas racionales se dejan llevar más por la razón y la lógica. Como todo, los extremos nunca son buenos por lo que hay veces en las que es más saludable ser emocional mientras que en otras es conveniente ser un poco racional y pensar las cosas con calma. En lo referente a mi comentario, creo que cuando nos dejamos llevar por emociones muy intensas (como el odio) dejamos totalmente de lado la razón y a veces actuamos de forma impulsiva sin tener en cuenta ningún tipo de consecuencia.
ResponderEliminarHay mucha gente que opina que ser apasionado y dejarse llevar por las emociones es lo mejor, pero yo creo que en el equilibrio está lo saludable. Hay que saber combinar emoción y razón.