Emociones básicas, ¿para qué sirven?
Existen una serie de emociones
básicas que son necesarias para la supervivencia humana. Depende del libro que
leas o el autor que consultes, estas emociones pueden ser unas u otras, lo que
hace pensar que no hay todavía un consenso acerca de cuáles son básicas y
cuáles no.
En este post me voy a centrar en
las que yo considero básicas para un buen desarrollo personal. Estas emociones
son: la alegría, el amor, la curiosidad, el miedo, la rabia y la tristeza.
Normalmente las emociones se
dividen en positivas o negativas, pero esa es una división que personalmente no
me gusta. Las palabras tienen connotaciones y si decimos que algo es negativo
ya le estamos dando un valor “malo” y ninguna emoción es mala. Todas las
emociones existen por algo, tienen una utilidad, si no, habrían desaparecido
con el tiempo. La división que yo prefiero es emociones “agradables y
desagradables”. Está claro que es mejor sentir alegría que tristeza o amor
antes que miedo, pero eso no hace que la alegría o el miedo sean negativos.
Para sentirnos bien necesitamos
que haya equilibrio entre nuestras sensaciones, emociones, acciones y
pensamientos.
Las sensaciones son percepciones corporales
que tenemos gracias a los sentidos. Solemos referirnos a ellas con el verbo “notar”.
Por ejemplo, noto calor, noto mariposas en el estómago…Las emociones son alteraciones
en el estado de ánimo, son intensas, pero suelen durar poco. Lo más normal es
que vayan acompañadas de sensaciones corporales. Utilizamos el verbo “sentir”
para referirnos a ellas. Por ejemplo, siento miedo, siento alegría…
La palabra emoción viene del latín
emovere que significa “movimiento
hacia”. Las emociones nos preparan paran para la acción. Nos sirven de guía
para dirigir nuestras acciones.
¿Y por qué las consideramos
básicas para el desarrollo personal? Se consideran básicas porque son emociones
con las que nacemos y que nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno. Sirven
sobre todo para relacionarnos con los demás y para defendernos de los peligros.
Todas las emociones son adaptativas, veamos ahora cómo nos ayuda cada una:
EMOCIONES AGRADABLES (orientadas a
acercarnos a los demás
Amor: Nos ayuda a acercarnos a los demás,
pero de manera íntima y más cercana. Sentimos amor por personas contadas, no es
una emoción que vayamos sintiendo con cada persona que conocemos. Está
reservada para personas de nuestro círculo cercano por las que sentimos un
estado de ánimo elevado.
Alegría: Al igual que el amor nos ayuda a
acercarnos a los demás. Eleva nuestro estado de ánimo y nos facilita la
exploración del entorno. La diferencia con el amor es que la alegría nos acerca
a más gente, pero con una intensidad un poco más baja. Nos ayuda a compartir
con los demás momentos agradables.
Curiosidad: Es fundamental para que
conozcamos el mundo. Cuando somos pequeños conocemos lo que nos rodea y nuestro
propio cuerpo gracias a la curiosidad. Los niños preguntan todo el rato y
quieren tocarlo todo. Es la forma que tiene el ser humano para conocer y
conocerse.
EMOCIONES DESAGRADABLES (orientadas a
defendernos)
Miedo: El miedo nos ayuda a protegernos.
Nos evita peligros, nos ayuda a sobrevivir. ¿Por qué miramos a los lados antes
de cruzar la calle? Por miedo a que nos atropellen. Esta emoción nos mueve a la
evitación.
Rabia: La rabia nos lleva a la acción, a
defendernos. Nos defendemos ante las cosas que nos parecen injustas. Nos enfadamos
ante aquello que no nos gusta y esta emoción es lo que nos sirve para hacer
algo y cambiarlo.
Hay que diferenciar
la rabia de la agresividad. Muchas personas asocian rabia con agresividad, pero
no es lo mismo. La agresividad es una forma de acción; una conducta agresiva.
Mientras que la rabia es una emoción adaptativa que no tiene porqué actuarse de
una manera agresiva.
Tristeza: La tristeza nos ayuda a aceptar
las pérdidas. Ya sean personas, objetos o situaciones. Perder un trabajo, por
ejemplo, supone tener que hacer un duelo por la pérdida de una situación
estable económicamente. El llanto es la forma más común de expresar la tristeza.
Ayuda a limpiar. A sacar el malestar de nuestro cuerpo.
Hoy en día se
habla mucho de la inteligencia emocional. ¿Cómo podemos convertirnos en
expertos emocionales? Os dejo aquí una guía rápida que resume los pasos principales
que ayudan con la gestión emocional.
Lo
más importante es conocer las
emociones básicas y para qué sirven. Lo malo de las emociones es que son algo abstracto,
no podemos verlas ni tocarlas y por eso es importante concretarlas lo máximo
posible para poder gestionarlas
Reconocerlas cuando las experimentamos
y cuando las sienten los demás. No es lo mismo gestionar el miedo que la rabia.
Necesitamos saber qué sentimos en cada momento para manejarlo adecuadamente.
Legitimarlas. Aceptar lo que sentimos y
darnos permiso para ello. Recuerda que las emociones no son negativas y por ello
es bueno que podamos sentirlas.
Regularlas. Que sean adaptativas no
significa que sea bueno que nos invadan o dominen nuestras conductas o
pensamientos. Hay que aprender a regular la intensidad emocional para que estas
no nos controlen.
Reflexionar sobre lo que sentimos para poder
actuar de la mejor manera.
Actuarlas de forma adaptativa. Sin
repercusiones negativas para uno mismo o para los demás.
Narrarse a uno mismo lo que se ha
sentido, pensado y hecho. De esta manera podemos convertir la experiencia en
aprendizaje.
La próxima vez que sientas miedo o rabia o tristeza, recuerda que son emociones que necesitamos en nuestras vida y no por ello somos más débiles. Todo lo contrario, la gente con mayor inteligencia emocional es aquella que es capaz de aceptar sus emociones y luego gestionarlas.
Las emociones necesitan estar y si no las dejamos, encuentran la manera de salir. Esto es lo que llamamos somatizaciones. Expresiones emocionales que salen por nuestro cuerpo en forma de dolores, tensiones, etc. Así que siente y acepta las emociones que aparecen.
Qué bueno y qué bien explicado!!
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